El norte de España es conocido por su enorme belleza natural, sus hondas tradiciones y su deliciosa gastronomía. Los Picos de Europa señalan el límite entre Cantabria y Asturias, dos fabulosas regiones que sorprenden al viajero con sus paisajes de postal, sus pueblos enclavados en verdísimos valles, sus elegantes y aristocráticas ciudades, sus encantadores puertos, agraciadas playas, valiosas iglesias románicas…
Pasear por el Sardinero
Se trata de la zona más popular de la ciudad y de la costa de Santander. No puedes dejar de recorrer su paseo marítimo maravillándote con sus vistas y sus playas. Este paseo comienza en la segunda parte de la Avenida Reina Victoria y se extiende hasta la Segunda playa de El Sardinero. Durante este mágico recorrido destacamos varias paradas imprescindibles: en primer lugar el majestuoso Gran Casino en la Plaza de Italia y creado en 1916. Siguiendo con el paseo, un poco más adelante, el espectacular mirador de los Jardines de Piquío y finalmente, el Parque de Mesones.
Disfrutar de unas cervezas y unas rabas en el Faro de Cabo Mayor
Continuando con el recorrido y aproximándoos a un extremo de la ciudad, encontraréis el Faro de Cabo Mayor, uno de los iconos más visitados de Santander. Junto a este, se encuentra el Faro Café Bar, donde tomar unas cervezas en su terraza disfrutando de las vistas y observar un paisaje de naturaleza más salvaje. Todo esto no sin antes maravillarte con la Playa de Mataleñas y dar una vuelta por la senda, un recorrido lleno de belleza entre playas y acantilados donde podrás disfrutar de unas increíbles vistas de la bahía santanderina.
Descubrir el Palacio de la Magdalena y sus alrededores
La Península de la Magdalena es una de las joyas más preciadas de la ciudad de Santander. Encontrarás la entrada principal a este gran parque en la segunda parte de la Avenida Reina Victoria. Es una zona extensa, así que puedes recorrerla caminando, o en el mítico “magdaleno”: el tren turístico que la recorre.
Descubre la playa de Los Bikinis, el Embarcadero Real, el Faro de la Cerda… En la cumbre de la península, en una explanada, encontraréis el emblemático Palacio de la Magdalena, así como unas increíbles vistas del paisaje.
En el descenso podréis encontrar 3 caballerizas reales que un marino donó a la ciudad y un pequeño zoo de animales marinos.
Subir el funicular de Río de la Pila y disfrutar de las vistas de la ciudad
Este funicular inaugurado en 2008 ubicado en la parte antigua de la ciudad, te dará la oportunidad de conocer Santander desde una perspectiva diferente. Cuenta con tres paradas, es gratuito, y abre de seis de la mañana a doce de la noche. Apenas tardarás tres minutos en llegar a la tercera parada, desde donde podrás disfrutar de unas vistas panorámicas de la Bahía excepcionales.
Conocer la Vaguada de las Llamas y alrededores
El Parque Atlántico de las Llamas es un espacio de 11 hectáreas situado junto al Sardinero donde poder disfrutar de un tiempo de descanso. Se trata de un área repleto de zonas verdes donde también se pueden observar multitud de aves acuáticas. Ideal para descansar, pasear o realizar actividades deportivas.
El parque cuenta también con zonas de juego para los más peques, así como con un restaurante donde reponer fuerzas y relajarse. Junto a él encontraréis el Escenario Santander, sala de conciertos más importante de la ciudad, un espacio que acoge multitud de actividades culturales. Al comienzo del parque podréis ver el Palacio de Deportes, más conocido como “la ballena”. Y justo enfrente el estadio en el que juega el Real Racing Club de Santander, así como el Palacio de Exposiciones.
Pasar un día en el Puntal
Uno de los planes que suelo recomendar si el tiempo acompaña y tu escapada es de más de dos días… es ir a pasar un día a la Playa del Puntal. Se trata de un arenal ubicado en medio de la Bahía de Santander y que posee agua por ambos lados. A esta playa de dos kilómetros y medio de extensión podéis acceder andando desde Somo o bien en barco desde Santander. Recomiendo esta segunda opción, tanto por la experiencia en sí como por las vistas.
Las pedreñeras, unas lanchas muy conocidas en Cantabria que destacan por su color, se cogen en el Palacete del Embarcadero, concretamente en el edificio de Los Reginas, situado en el paseo marítimo. El precio es de 3,90€ y los horarios podéis consultarlos aquí.
La ermita de la Virgen del Mar es una edificación situada en la isla de la Virgen del Mar, en San Román de la Llanilla, municipio de Santander (Cantabria, España). Está advocada a la patrona de Santander, Virgen del Mar. Su situación al lado del mar ha supuesto su derribo parcial durante los temporales en varias ocasiones. Quizá su mayor destrucción fue la de finales del siglo xvii.
Vista de la ermita a finales del siglo xix en una ilustración de Isidro Gil
Se sabe que el santanderino José Calderón, de quien se sabe que trabajaba en ella en 1684, reconstruyó la capilla mayor, y que Francisco Sainz de Coterillo recibió un salario en 1693, probablemente por la construcción del último tramo de la nave. La ermita primitiva data de 1400. Seguramente existió una ermita aún anterior, pues se tiene constancia de que la imagen de la Virgen del Mar existía ya en 1315.
Liencres es un pueblo costero marcado por perfiles abruptos y recortados resultado de la acción del oleaje. Desde el punto de vista geológico una estrecha y alargada franja de playas del holoceno bordean las dunas (también holocenicas) que se extienden a lo largo del arenal de Liencres. Una segunda franja se extiende a lo largo del área costera, estando constituida por Calcarenitas del Cenomaniense y Turoniense, que cierra al área central, coincidiendo con el núcleo de población, asentado sobre playas levantadas pleistocenicas.
Disfruta de una ubicación privilegiada tanto por el entorno como por su proximidad a Santander. Impresiona el contraste del azul marino y el verde hierba que se superponen interrumpidas escasamente por la presencia de las playas a lo largo de 8 Km: Pedruquios, Somocuevas, Cerrias, La Arnía, Portio y Valdearenas y Canallave. Estas dos últimas orientadas al Norte, a mar abierto, e integradas dentro del Parque Natural de las Dunas de Liencres, declarado en 1986, con una superficie de 195 ha, donde un imponente pinar de pino Marítimo consigue fijar las dunas que, forzadas por los vientos, se hacen móviles. Somocuevas, La Amía y Portio se alojan en pequeñas calas situadas entre escondidos acantilados de gran interés geológico. Comparte con Mortera y Boo el macizo costero de la Picota, interrumpiendo una amplia y ligera pendiente colonizada por prados para forraje, y donde se localiza el pueblo de Liencres. El alto de San Andrés (159 m) y Castillo (174 m) cierran la herradura de la Picota y separan a Liencres de Mortera.
Mirador de Quinta del Amo
El Mirador de Quinta del Amo es un buen comienzo por Suances. Además de regalarnos una de las mejores vistas de la villa, aquí se encuentra el Palacio del Amo, una de las casas más antiguas de Suances.
Paseo Marítimo de Suances
Despacito, pero sin pausa, bajamos ahora a la zona de la costa de Suances. Un pueblo que cambia completamente del verano al invierno. Te propongo ahora recorrer la parte baja del pueblo dando una vuelta de lo más agradable por el Paseo Marítimo, paralelo a la Playa de la Concha de Suances. Cuenta con un montón de restaurantes ricos y tiendas en las inmediaciones.
Punta del Dichoso
La Punta del Dichoso es uno de mis lugares favoritos de Suances. La península tiene un entorno de lo más singular. Cuenta con varias sendas muy sencillas y perfectas para ir con niños.
Cita imprescindible para el turista que visita Cantabria. Santillana del Mar es sin lugar a duda una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España, hasta el punto de que todo en ella es monumento
Conocida como «la villa de las tres mentiras», pues ni es «santa», ni «llana», ni tiene «mar», Santillana del Mar es la capital de un municipio de 4.000 habitantes dedicados en su mayoría a la actividad agropecuaria y, sobre todo, al turismo.
Hablar de Santillana del Mar es hacerlo también de la Cueva de Altamira. Calificada como la «capilla sixtina» del arte rupestre, esta cueva contiene probablemente las pinturas prehistóricas más famosas del mundo. El descubrimiento de la cueva de Altamira, a finales del siglo XIX, provocó una honda polémica y posterior conmoción entre la comunidad científica de la época, reacia en un principio a admitir la antigüedad real de sus pinturas (14.000 años). La cueva fue hallada por casualidad en 1.868 por Modesto Cubillas, a través de quien llegó al conocimiento de su primer gran impulsor: Marcelino Sanz de Sautuola. La parte más famosa de la cueva, conocida como la «sala de los polícromos», no fue descubierta sin embargo hasta 1.879, en el transcurso de una visita en la que Sanz de Sautuola iba acompañado por su hija María.
La villa de Comillas se encuentra en la costa occidental de Cantabria, cerca de Santander. Esta villa es declarada Conjunto Histórico Artístico en 1985, y es conocida con el apelativo “Villa de los Arzobispos” porque en los siglos XVII y XVIII nacieron cinco prelados que ocuparon importantes diócesis.
Está llena de excelentes muestras de arquitectura modernista del siglo XIX, especialmente de la escuela catalana. Palacios, casas solariegas, bellos edificios, pequeñas plazas, parques y rincones empedrados completan el paisaje de este precioso lugar, sin olvidarnos de la hermosa playa que todos los veranos atrae a miles de turistas.
En el centro del casco urbano de la villa de Comillas encontramos la bella plaza central compuesta por alguna casona, la Iglesia Parroquial de San Cristóbal (Siglo XVII), el Ayuntamiento. Por uno de los ángulos de la plaza se accede a la Plaza de los Tres Caños, donde además de una casa blasonada y unas torres se encuentra la fuente del mismo nombre.
A las afueras de la villa, enclavado en lo alto de una loma, encontramos el cementerio presidido por las ruinas de la iglesia gótica y allí se encuentra también uno de los más bellos detalles del paisaje comillés, el Ángel de Llimona, colocado en lo alto con espada en mano y mirando al mar.
La puerta de la Universidad Pontificia donde se une el ladrillo, la cerámica con reflejos metálicos y piedras labradas en el escudo, donde aparece la tiara y las llaves pontificias junto al anagrama jesuítico JHS (Jesús de los hombres salvador). Desde esta puerta accedemos a la Universidad Pontificia que fue fundada como seminario de pobres (posteriormente Universidad Pontificia) dirigido por los jesuitas, cuyo modelo docente triunfaba desde el SXVII.
El monumento al Marqués de Comillas fue construido en el prado de Ángel Pérez, en un original pedestal en forma de proa de barco junto con la columna sobre la que se levanta la estatua del marqués
La Coteruca destaca por la espectacularidad paisajística del emplazamiento en lo alto de una colina que asoma al mar.
La Casa Ocejo mandada construir por el Marqués de Comillas para su madre, es la única construida en piedra de sillería, bien labrada pero sin ornamentar.
El Palacio de Sobrellano, también llamado “del Marqués de Comillas” de estilo neogótico aunque con atisbos premodernistas. Formando conjunto de estilo con el palacio, se encuentra la Capilla-Panteón de los Marqueses de Comillas, que se caracteriza por los mausoleos de mármol. Junto a este palacio encontramos El Capricho, obra de Gaudí, de estilo arabesco, declarado monumento histórico-artístico en 1969. Se construyó como residencia de verano.
San Vicente de la Barquera, capital del municipio, es la villa marinera por excelencia, como se manifiesta en todas sus tradiciones, costumbres y hasta en sus fiestas más populares: La Folía (multitudinaria procesión marítima de la Virgen que se celebra el segundo domingo después de Pascua) y la procesión del Carmen (16 de julio).
San Vicente constituye una de las más conocidas y bellas estampas de toda la Cornisa Cantábrica. Lugar de paso obligado en la comunicación entre Asturias y Cantabria, su ubicación geográfica ha favorecido sin duda su desarrollo como uno de los destinos turísticos preferidos en la región.
Desde el punto de vista natural, posee un magnífico elenco de privilegiadas playas como son Fuentes, Primera de San Vicente, El Rosal, El Tostadero, Merón y Gerra, y una hermosa ría salpicada de intenso cromatismo gracias a los innumerables botes y barcas de colores que siempre encontramos en ella.
La puebla vieja de San Vicente es además un espacio lleno de encanto gracias a su iglesia, castillo y los restos de una muralla. Los puentes tienen también mucho que ver en la belleza de esta villa, que tiene como fondo los majestuosos Picos de Europa con sus cumbres permanentemente nevadas. Todo ello convierte este antiguo refugio de pescadores en un lugar ideal para descansar y disfrutar.
La vocación marinera de San Vicente de la Barquera se aprecia asimismo en su gastronomía, que gira en torno a pescados y mariscos y tiene su máxima expresión en el sorropotún o marmita barquereña, un guiso preparado a base de bonito y patatas.
En cuanto a sus monumentos, el más destacado es la iglesia de Santa María de los Ángeles, construida entre los siglos XIII y XVI. En el XV se levantó el antiguo convento franciscano de San Luis, hoy se pueden ver sus restos. El castillo edificado en tiempos de Alfonso I es hoy sede de numerosas exposiciones.
La puebla vieja de San Vicente es un conjunto monumental plagado de interesantes edificios que le han merecido la declaración como bien de interés cultural de Cantabria desde 1987. Los puentes son otro de los signos de identidad de esta villa: el de la Maza, con 28 ojos, fue construido por mandato de los Reyes Católicos en el siglo XVI, mientras que el del Parral data del siglo XVIII.
Cubos de la Memoria
Una de las imágenes más representativas de Llanes y, sin duda, un lugar para quedarse embobado durante horas. No son ni más ni menos que un conjunto de bloques de hormigón rectangulares cuya función es la de proteger el puerto de Llanes. Pero estos son muy especiales. Cada uno es una pequeña obra de arte creada por el pintor vasco Agustín Ibarrola. Predominan los colores chillones y alegres. Y en días de fuerte oleaje es una maravilla verlos fundirse con el mar.
Puerto de Llanes
A cualquier hora del día y de la noche, el puerto de Llanes es un magnífico lugar para pasear y relajarse en alguno de sus numerosos bares y restaurantes. Desde los ya mencionados Cubos de la Memoria, sólo debemos continuar caminando para adentrarnos en un estrecho entrante de mar. Allí los barcos reposan plácidamente y nos dejan algunas de las mejores instantáneas de la villa justo antes de llegar hasta al pequeño faro de Llanes.
Paseo de San Pedro
Sin duda, mi rincón preferido que ver en Llanes. Se trata de un paseo en altura que goza de las mejores vistas sobre el casco histórico de Llanes y de buena parte de la costa cantábrica. El camino, alfombrado de hierba de un verde eléctrico, comienza junto a la playa de El Sablón y bordea un tramo espectacular de acantilados. No te lo pierdas, te va a sorprender.
Covadonga, los Lagos y todo su entorno son uno de esos lugares que tienes que visitar al menos una vez en tu vida, y que cuando estés allí no querrás irte, y por supuesto volverás.
Es decir, es uno de esos espacios inolvidables, irrepetibles, únicos, y que te dejan eterna huella. Vuelves y vuelves, y no te cansas. Cada vez es diferente.
Los Lagos de Covadonga, una maravilla del mundo
Los Lagos de Covadonga, a 12 kilómetros de la Basílica, son una maravilla del mundo. Viajeros de todas las latitudes se quedan prendados de su paisaje y de la atmósfera que su ecosistema proporciona.
Y todos, sin excepción quieren repetir la experiencia de verse ante el Lago de la Ercina, con la cumbre de Peña Santa de Enol proyectándose hacia el cielo, con sus eternos neveros. Y mientras tanto, el sonido de los lloqueros de las vacas asturianas de la montaña, dando el concierto al aire libre más bello que hayas escuchado jamás…
O la de verse ante el Lago Enol, con su vega, su refugio, su capilla o su porra, sabiendo que bajo sus aguas existe una réplica de la Virgen de Covadonga, que los buzos hacen aflorar a la superficie cada 8 de setiembre.
Los Lagos de Covadonga, admirados por viajeros, retratados por artistas, investigados por científicos, meta y superación de deportistas, son uno de los lugares más filmados de todo el planeta, sobre todo a raíz de ser final de etapa de la Vuelta a España.
Refugio de pastores e inspiración para crear uno de los mejores quesos del mundo, el Gamonéu, los Lagos son una referencia para excursionistas, montañeros y viajeros avezados…
Porte regio el de su capital, como corresponde a la que fue cuna de la Reconquista y primera ciudad y corte de la Monarquía Asturiana, la primera de la Península Ibérica. El mítico Puente Romano con su Cruz de la Victoria colgante y uno de los monumentos más fotografiados de Asturias es el símbolo de la animada capital canguesa, donde no falta el culto a la gastronomía, interesantes tiendas gastronómicas y un mercado dominical donde se adquieren los productos más sabrosos de la huerta y los mejores quesos de Picos de Europa.
Cangas de Onís, una de las puertas de los Picos de Europa, vió nacer el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, hoy Parque Nacional de los Picos de Europa, y en su seno acoge el Real Sitio de Covadonga y los Lagos Enol y Ercina, con su paisaje de cumbres y majadas, y con el aspecto casi ‘lunar’ de las antiguas minas de hierro de Buferrera o la espectacular visión de la Vega de Comella, testigo de la riqueza geológica de esta zona. Una tierra de paso hacia la meseta, de pastoreo y ganado, de quesos, de montañeros y escaladores, de pescadores de salmón, de ribereños, de culto a ríos como el Sella, el Güeña o el Dobra…
Hacer el Descenso del Sella es una de las experiencias más populares de Asturias, y el principal motivo por el que mucha gente visita Ribadesella.
Todo empezó en 1929 cuando Dionisio de la Huerta decidió hacer una excursión por el río Sella, y lo que parecía una anécdota, se convirtió en tradición a la que verano tras verano se iba uniendo gente. Desde entonces la evolución de esta celebración ha ido creciendo en importancia, tanto desde el punto de vista deportivo como por haberse convertido en el principal evento lúdico del verano, y hoy La Fiesta de las Piraguas es una de las mayores fiestas populares de Asturias.
Puedes reservar el Descenso del Sella desde Cangas de Onís, Ribadesellao Arriondas
El puerto pesquero es otro de esos lugares imprescindibles que ver en Ribadesella en 1 día. Desde aquí tienes unas vistas preciosas del pueblo, del puente del Sella.. y de fondo, las montañas. Un momentazo entre los planes de fin de semana que te proponemos.
El casco histórico de Ribadesella es pequeñito y se recorre fácilmente dando un paseo.
✎ En la Oficina de Turismo ofrecen visitas guiadas gratuitas reservando previamente en el teléfono 985 860 038. Pero sólo están disponibles de Semana Santa a Octubre.
Puede que no sea tan conocida como la de Santa Marina. Además no es una playa de arena si no de canto rodado, pero esta cala además de ser paisaje protegido, es una preciosidad.
En realidad la Playa de La Atalaya es urbana, porque está en la villa a sólo 400 metros del puerto pesquero, pero hay mucha gente que pasa por Ribadesella sin conocerla. De ahí lo de “descubrir”. Sin duda un lugar que no te puedes perder entre las mejores cosas que ver y hacer en Ribadesella en un 1 día.
La Ermita de La Virgen de Guía o de Nuestra Señora de Guía, acoge a la patrona de los marineros. Situado en todo lo alto del Monte Corberu, hoy es el mejor mirador de Ribadesella. Desde aquí tienes unas vistas preciosas del pueblo, la playa de Santa Marina y de la desembocadura del Sella.
Lastres fue escenario durante años de una popular serie de televisión, el Doctor Mateo. Seguro que la recuerdas ¿verdad? Ésta lo catapultó a la fama convirtiéndose en uno de los rincones más codiciados de la comunidad y, por supuesto, dentro de mi lista con los mejores lugares que ver en Asturias. Sin embargo, la popularidad repentina no ha cambiado su esencia. La de un pequeño y colorido pueblo de pescadores, de calles peatonales y empinadas, y grandes casonas señoriales que miran al mar. Y así lo atestigua su pertenencia a la red de los Pueblos más Bonitos de España y su nombramiento como Pueblo Ejemplar Asturiano en el 2010.
En realidad, el pueblo de Lastres es perfectamente visitable en una mañana o una tarde completa. Sin embargo, te recomiendo tomártelo con tranquilidad, saborearlo a fuego lento. Me lo vas a agradecer. Y, sin más dilación, haremos un repaso por los rincones más chulos que ver en Lastres.
Mirador de San Roque, el mejor mirador de Lastres y me atrevería a decir que uno de los más espectaculares de Asturias. En realidad, estamos ante un área recreativa que se asoma al vacío. Un espacio en el que descansar junto a la Capilla de San Roque, disfrutar de las vistas panorámicas del conjunto urbano y de la playa de La Griega e, incluso, pegarnos un homenaje gastronómico en el restaurante El Mirador. Como te podrás imaginar también goza de unas vistas increíbles.
Las inmediaciones del mirador de San Roque es un lugar estupendo para estacionar nuestro vehículo y bajar a pie hasta el centro histórico. El aparcamiento en Lastres escasea y ésta es una zona buenísima para encontrar espacio gratuito.
Mi día en Gijón como turista empezaría temprano, con los primeros rayos de sol, para recorrer el centro. Desde el paseo de Begoña, donde se encuentra el teatro Jovellanos, hasta llegar a la cercana iglesia de San Lorenzo y a la plaza de San Miguel. Desde aquí, podemos ir a la Escalerona, la escalera número 4 y la más grande de la playa, desde donde veremos los primeros bañistas del día, sin importar el tiempo que haga.
Lo bueno de estar en el centro es que hay una gran frecuencia de autobuses urbanos, que cogeremos para llegar hasta el final de la playa, justo donde empieza el parque de Isabel la Católica y se encuentra la Feria Internacional de Muestras.
Si no nos importa caminar un par de kilómetros, disfrutaremos de un agradable paseo al lado de la playa, que es, según dicen, una de las más bonitas de España dentro del casco urbano.
La extensión que ocupan el parque de Isabel la Católica, el estadio del Molinón y el pueblo de Asturias es totalmente diferente a la anterior, con grandes zonas verdes y muchos lugares para el esparcimiento. Aquí ya depende un poco de los gustos de cada uno. Algunos preferiremos visitar el pueblo de Asturias, donde veremos una pequeña recreación de un pueblo asturiano, con sus típicos hórreo y bolera; otros se decantarán por dar una vuelta alrededor del estadio; e incluso habrá quien gusten más de hacer una visita a los patos y pavos reales del parque de Isabel la Católica.
Decidamos lo que decidamos, aún nos queda un poco de mañana, lo justo para volver a coger el autobús y llegar a la Universidad Laboral, el edificio construido más grande de España, y que extrañamente no se llama de forma popular Universón o Universona.
Esta imponente construcción está viviendo una segunda juventud, tras su reciente restauración, por lo que podemos hacer un recorrido turístico completo, de duración de una hora, que incluye la visita al teatro (con una acústica extraordinaria), diferentes salas y subir a la torre; o únicamente visitar la torre si andamos justos de tiempo. Para ambas visitas hay que consultar los horarios de la web oficial.
Como nuestro estómago empezará a quejarse, será un buen momento para pensar en comer. Podemos ir a algún merendero (sidrería en los alrededores con una zona de prado) cercano, como casa Yoli o la Cabaña, o volver al centro, donde encontraremos bastantes sitios en el paseo de la playa y calle Cabrales. También es muy recomendable el restaurante de la Universidad Laboral, característico por su cocina sostenible y su buen menú del día.
Tras el descanso, vuelta a caminar, y ahora con cuestas. Empezando otra vez desde la Escalerona de la playa, iría en dirección contraria a por la mañana, hacia la Iglesia de San Pedro. Aquí empieza el barrio de Cimadevilla, anteriormente barrio de pescadores y el más antiguo de Gijón, repleto de calles empedradas y en pendiente.
Según caminamos hacia la iglesia, veremos a nuestra izquierda la Antigua Pescadería, actualmente un edificio administrativo; y la Plaza Mayor, con el Ayuntamiento y un montón de sidrerías que visitaremos más adelante.
Volviendo a la iglesia de San Pedro, podemos ver las Termas Romanas, descubiertas hace pocos años al restaurar la iglesia, y después subiría por la calle más próxima, manteniendo el mar a mano derecha, hasta llegar a la cima del cerro de Santa Catalina. Aquí disfrutaremos de un gran espacio verde, con unas impresionantes vistas al mar Cantábrico.
En lo alto se encuentra el Elogio del Horizonte, una escultura de Chillida que durante varias décadas fue el logotipo de Gijón. Esta escultura guarda más sorpresas de las que se ven a simple vista, sólo es necesario pasear por debajo de ella para escucharlas.
El camino continúa bajando por el lado oeste del cerro, donde llegaremos a unas rampas de skate y unas pistas de baloncesto. Al fondo de las pistas, hay un pequeño camino que nos llevará a nivel de mar, en medio del acantilado.
Una vez visto el mar de cerca, seguiremos bordeando el cerro, hasta llegar al puerto deportivo y los jardines de la reina, una de las zonas más cuidadas de la ciudad.
Si se aproxima el atardecer, lo mejor es acercarse al final del espigón para ver el colorido de las horas crepusculares del día, y ya veremos el resto de Cimadevilla de noche, que es más animado.
Si tenemos suerte y aún quedan unas cuantas horas de luz, continuaremos, de nuevo al lado del mar, pasando por la Cuesta del Cholo, lugar mítico para tomar unas sidras, hasta llegar al palacio Revillagigedo, en la plaza de Pelayo. Desde esta plaza, subiendo por la cuesta, veremos el barrio de Cimadevilla con alguno de sus restos romanos; y siguiendo al lado del mar llegaríamos a la Calle Corrida y Calle de los Moros, ejes comerciales de Gijón.
El día está llegando a su fin, por muchas horas de luz que tengamos, así que podemos escoger entre tomar unas sidras en la Plaza Mayor o en la cercana plaza del Lavaderu, muy frecuentada en verano. También es posible cenar platos locales en cualquiera de las sidrerías de la zona.
Tras la cena, ya en plena noche, veremos cómo vuelve a la vida Cimadevilla, con un gran número de pubs y bares nocturnos. El cercano barrio de Fomento también ofrece un gran número de alternativas nocturnas, y para quien prefiera algo más relajado, siempre puede acercarse al final de la playa, en las escaleras 18 a 20, para dar un paseo a la vera del mar bajo la luz de la luna o disfrutar de alguna de las terrazas de la zona.
Candás es una villa marinera de Asturias muy vinculada desde siempre con la actividad pesquera. Con los años se ha convertido en una población muy turística y cuenta con bellos lugares para pasear junto al mar, miradores naturales sobre acantilados, playas, puerto pesquero y un pequeño casco histórico con bellas muestras de arquitectura civil. Una visita obligada en tu viaje por Asturias.
Como te contábamos al principio, las calles de Candás tienen bellas muestras de arquitectura civil que descubrirás en tu paseo. Es pequeño y se recorre en poco tiempo, pero recuerda que se encuentra todo en cuesta. Entre casas más humildes encontrarás un buen número de casonas de indianos, destacan entre otras la Casa-Palacio Rivas, la Casa-Palacio de los Bernaldo de Quirós o el Teatro Prendes.
Sus calles están siempre animadísimas y encontrarás gran oferta en restaurantes, sidrerías y bares donde poder degustar de su amplia y rica gastronomía.
También encontrarás tiendas de productos asturianos, conservas que no verás en demasiados sitios como las anchoas artesanas, bonito a la sidra, caviar de oricios, pimientos rellenos de bonito…
Es la villa marinera más cercana al Peñes, el punto más septentrional de Asturias, y eso marca carácter. Lluanco/Luanco, en el concejo de Gozón, ofrece una estampa idílica tanto por tierra como por mar. Recóndito puerto y bellas playas, y una iglesia que casi se baña en el Cantábrico…
Su puerto servía de abrigo para su gran flota, dedicada en un principio a la pesca de la ballena y que derivó hacia la captura del bonito, la sardina, la xarda (caballa), el pixin (rape), los centollos, las andaricas (nécoras) y los percebes. Además existió una pujante industria conservera. Precisamente esta gran tradición marinera da origen al Museo Marítimo de Asturias, el decano de los museos del Principado (se fundó en 1948), icono de la cultura vinculada al mar, y en que existen modelos de embarcaciones, aparejos y artes de pesca, además de un recorrido por la evolución de la navegación, cartas náuticas y una amplia selección de la flora y la fauna del Cantábrico.
Un paseo por el Casco Histórico, con su Torre del Reloj, uno de los escasos ejemplos de arquitectura pública del siglo XVIII, y que se ha utilizado como torre de vigía, cárcel y almacén. Además, no pierdas la oportunidad de saborear sus populares platos, disfrutar de sus espectaculares vistas y de sus playas.
Además, Luanco cuenta con un maravilloso paseo marítimo, donde al final de la playa de La Marina encontrarás la iglesia de Santa María, cuyo interior alberga el Cristo del Socorro que, según la tradición, salvó a unos marineros luanquinos de una tempestad en el siglo XVII.
Villa hiperactiva en lo que a deporte y cultura se refiere, destaca por su vocación a la vela y a las regatas, y también por hacer celebrado durante muchos años uno de los más originales y famosos torneos de tenis-playa.
Gastronómicamente hablando, comparte y compite en tradición dulcera y marinera con Candás, produciendo también marañuelas. Y por supuesto, en lo que a ambiente se refiere, pasa por ser uno de las villas marineras cantábricas más «chic».
Cudillero se encuentra en la costa occidental de Asturias y no se puede negar que es una de las villas marineras más turísticas de Asturias. Un pueblo ligado a un pasado puramente pesquero y que a día de hoy sigue muy patente en el pueblo. Y es que Cudillero vive por y para el turismo y la pesca.
Cudillero se hizo especialmente famoso en la década de los 90 porque ganó el concurso del Grand Prix. Sí, ese concurso de verano con vaquillas locas que veías cuando eras pequeño. ¿Lo recuerdas?
¿Pero tú realmente crees que se hizo famoso sólo por eso? Yo lo dudo. Este pueblo apuntaba maneras desde siempre. Mi marido la primera vez que supo de su existencia, me dijo que se daba un cierto aire a Cinque Terre, en Italia. La verdad es que no hace falta ir a Italia para ver pueblos pesqueros bonitos. ¿O es que no ves lo bonito que es Cudillero? ¡Es uno de los pueblos más bonitos de España!
Cudillero está enclavado en un acantilado y es tan mono que parece que ha salido de un cuadro. Pero no de un cuadro cualquiera. De un cuadro de los buenos. Cuando lo visites, prepara tu mente, tu cámara y, especialmente, tu cuerpo. El pueblo tiene unas alucinantes vistas desde arriba, lo malo es que para verlas tendrás que subir bastantes escaleras y/o cuestas. No te vas a librar, pero la recompensa merece la pena. Confía en mí.
Para visitar Cudillero te aconsejo que camines, callejees y que disfrutes al máximo con los cinco sentidos. No hay esquina que no sea preciosa en Cudillero.
Nada más aparcar el coche y poner un pie en Cudillero vas a sentir la brisa del Mar Cantábrico. Un montón de gaviotas revolotearán por el puerto. Hay tantas que a veces da un poco de miedo que a uno le caguen encima. No te olvides del clínex, por si acaso.
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